martes, 3 de septiembre de 2013

La escolástica jesuita

Todavía, sin embargo, dará el escolasticismo una gran figura, pero ya en el siglo XVI, en la persona del jesuita español Francisco Suárez (1548-1617). En su obra más importante, las Disputas metafísicas (1597), escrita en latín, resume y moderniza toda la tradición escolástica anterior y sienta las bases del iusnaturalismo o derecho natural de Hugo Grocio. Su obra, fecunda en inspiraciones ulteriores, fue muy influyente a lo largo del siglo XVII y XVIII y todavía se pueden encontrar ecos de ella en Hegel e incluso en Heidegger. Si bien continúa la tradición aristotélica de la filosofía española, añade elementos del nominalismo.
Así, para Suárez la distinción entre esencia y existencia es solamente una distinción de razón y de hecho cada existencia tiene su propia esencia. Sólo Dios, en tanto que ser en sí, es capaz de percibir la distinción en el ser en otro, es decir, las criaturas. El cógitode René Descartes surge de la noción suareciana de sustancia espiritual creada, que razona por intuición. También la mónada deGottfried Leibniz (1646-1716) proviene de esta noción. La distinción entre esencia y existencia como distinción de razón (el concepto de sustancia de Baruch Spinoza) también tiene su origen en la filosofía de Suárez, y el sujeto trascendental de Kant se inspira en la noción de analogía de atribución manejada en esta tradición escolástica.

Neoescolástica

Artículo principal: Neoescolástica.
En el siglo XIX se produce un resurgimiento de la escolástica denominado "neoescolástica" y en el siglo XX surgirá un "neotomismo", cuyas figuras más representativas fueron Jacques Maritain y Étienne Gilson. Ambos contribuyeron a difundir el tomismo en la cultura laica. Merecen destacarse también Désiré Joseph Mercier, Desiderio Nys, A. Farges, Tomasso Zigliara, Fernand van Steenberghen,Leo Elders, M. Grabmann, Armand Maurer, Charles de Koninck, James A. Weisheipl, Jean-Pierre Torrell, Josef Pieper, Pierre Mandonnet OP, A. D. Sertillanges OP, Yves Congar OP, Marie-Dominique Chenu OP, Reginaldo Garrigou-Lagrange OP, Odon LottinOSB, Gallus M. Manser OP, Cornelio Fabro, John F. Wippel, etc.
El balance del tomismo en el siglo XX es muy positivo. En este siglo merece destacarse la labor que han realizado los dominicos españoles. Además de los ya citados destacan: Victorino Rodríguez, Santiago Ramírez O.P., Guillermo Fraile OP y Teófilo UrdanozOP (autores de Historia de la Filosofía, BAC), Quintín Turiel y Aniceto Fernández. En la actualidad continúan enseñando la filosofía de Santo Tomás: José Todolí, Juan José Gallego, Jordán Gallego, Vicente Cudeiro, Armando Bandera, Marcos F. Manzanedo, Mateo Febrer, Vicens Igual y Juan José Llamedo. Uno de los filósofos más importantes de los dominicos fue el español Abelardo Lobato, que llegó a ser rector de la Facultad de Teología de Lugano (Suiza).
También el jesuita español Ramón Orlandis Despuig, fundador de la Schola Cordis Iesu (1925) e inspirador de la revista Cristiandad(1944), quien formó a Jaime Bofill y a Francisco Canals Vidal, con quienes se empezó a conocer la Escuela tomista de Barcelona.
Han sido muchos quienes han contribuido al florecimiento del tomismo: Ángel González Álvarez, Leopoldo Eulogio Palacios, Carlos Cardona y su discípulo Ramón García de Haro. Asimismo, Antonio Millán-Puelles, Osvaldo Lira, Leonardo Castellani, Julio Meinvielle, Francisco Canals, Juan Vallet de Goytisolo, Jesús García López, Mariano Artigas Mayayo, Luis Clavell Martínez-Repiso, Ángel Luis González, Miguel Ayuso, Rafael Alvira, Rafael Gambra Ciudad, Tomás Melendo, Eudaldo Forment, Armando Segura, Luis Romera, Alfonso García Marqués, Patricia Moya, y Javier Pérez Guerrero.

En Argentina sobresalen Tomás D. Casares, Octavio Nicolás Derisi, Alberto Caturelli, Juan José Sanguineti, Juan Alfredo Casaubon, Ignacio Andereggen, Juan R. Sepich (en su primera época), Guido Soaje Ramos, el jesuita Ismael Quiles y el dominico Domingo Basso, entre otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario