martes, 3 de septiembre de 2013

GRIEGOS Y FENICIOS

Encontramos, pues, en un principio a los griegos divididos en pequeñas agrupaciones, habitando la Grecia europea y las islas vecinas (mapa de Grecia y las costas egeas) y razas muy semejantes a ellos en la costa occidental del Asia Menor. Los que eran ricos poseían rebaños y ganados, tierras de pan llevar y de vino; los pobres tenían pequeñas haciendas propias, o trabajaban como jornaleros en las de los ricos; pero en la costa estaba comenzando una vida nueva y más activa. Allí encontró el griego primeramente al comerciante fenicio (canaanita), de Tiro o de Sidón (mapa del Imperio Persa y Grecia), que había empezado a traficar con tierras distantes, mientras que los griegos sólo se ocupaban en la labranza. Los fenicios tuvieron un alfabeto, y una escala de pesos y medidas, mucho antes que los griegos; habían hecho muchos descubrimientos o los hablan tomado de otras naciones del Oriente; habían aprendido a hacer un tinte de púrpura para las colgaduras y para las vestiduras de los grandes hombres, sacándolo de una concha marina, y a horadar las minas y a trabajar los metales. Cuando se abatieron los mejores árboles del monte Líbano, y los fenicios tuvieron que ir a buscar maderas para sus buques, encontraron abundancia de roble, pino y haya en las playas del mar Egeo. Descubrieron que la raíz del roble griego podía servir para curtir pieles, y sus frutas para hacer un tinte; y muchas veces en estas mismas regiones montañosas encontraron cobre, hierro y plata. Por esta razón los fenicios iban cada vez con más frecuencia a las costas de Grecia, cargando sus buques de géneros hechos en Tiro o en Sidón, y cambiándolos por madera o lanas que les daban los griegos, y aun por hombres y mujeres, a quienes vendían como esclavos. Con el tiempo llegaron los griegos de la costa a saber todo lo que los fenicios sabían; tomaron su alfabeto, sus pesos y sus medidas, y construyeron buques como los que usaban los fenicios, y empezaron a navegar por las costas. Al principio, cuando salieron a la mar, no fue tanto para el comercio como para la piratería. Entonces no era crimen el ser pirata. Una partida de hombres atrevidos botaban al mar un buque, y se iban en él a lo largo de la costa para atacar al primer buque de comerciantes que encontraran, o desembarcaban y saqueaban las aldeas de la costa. Los habitantes de éstas, aterrorizados por los piratas, abandonaban muchas veces sus antiguos hogares, y se establecían a alguna distancia tierra adentro.

6. POEMAS HOMÉRICOS

De los tiempos más remotos de la Grecia han llegado hasta nosotros dos largos poemas, que los griegos creían haber sido escritos por un solo poeta llamado Homero. Uno de ellos, titulado la Iliada nos refiere las hazañas de los héroes del sitio de Troya o Ilion. Paris, hijo de Príamo, rey de Ilion, según las narraciones, robó a Helena, mujer de Menelao, rey de Esparta; y para rescatarla se unieron los griegos, sitiaron a Troya, y la tomaron después de diez años. El mayor héroe entre los griegos de la Iliada es Aquiles; entre los troyanos, Héctor. El otro poema, llamado Odisea, trata de los viajes y aventuras de Odiseo (Ulises, rey de Ítaca, el más sabio de todos los griegos), cuando regresaba a su patria después de tomada Troya. La Iliada nos da una pintura del sistema de hacer la guerra; la Odisea nos muestra la tranquila vida de la familia de Odiseo en su país, y también nos habla de gentes y lugares maravillosos, tales como los que pudieron ser asunto de las relaciones que traían a su país los primeros navegantes griegos, o cuales hoy las leemos en los cuentos de hadas. Aunque los poemas de Homero no relatan cosas realmente acaecidas, nos dan alguna idea de la manera de que indispensablemente debieron vivir los griegos, cuando se compusieron los dichos poemas. Cada región estaba gobernada por un rey (βασιλεύς), que era al mismo tiempo sacerdote y encargado de los rezos y sacrificios públicos. Al lado del rey había un número de jefes, llamados también βασιλείς, a quienes el rey reunía en consejo (υβουλη), para pedirles parecer en todo cuanto intentaba hacer. Cada jefe tenía derecho de expresar su opinión; y aunque el rey no estaba obligado a seguirla, vemos ya cómo el consejo de los jefes disminuiría ciertamente el poder del rey. Cuando el rey se había resuelto a alguna cosa, reunía a todo el pueblo en la plaza del mercado (άγορά), y le hacía saber lo que iba a hacer. Los jefes podían hablar al pueblo cuando estaba así reunido, pero a ninguno del pueblo le era permitido hablar, ni importaba absolutamente lo que el pueblo pensara. En los poemas de Homero poco se aprende acerca del pueblo común; los jefes, y no el pueblo, eran los que impedían que el rey fuese un gobernante absoluto. Cuando uno del pueblo, Thersítes, dice lo que piensa, le pega duramente Odiseo y el pueblo toma la parte de éste. De igual modo que las primeras edades de todas las naciones, la edad homérica fue época de guerra y de violencia. Eran comunes las expediciones piráticas y de saqueo, tanto por mar como por tierra; los que no podían protegerse a sí propios estaban expuestos a que se les llevaran sus propiedades, y a verse convertidos en esclavos. Se hacía la guerra con mucha crueldad, y consideraríamos como excesivamente salvajes algunas de las acciones de Aquiles, descritas en la Iliada. No se creía malo el engaño, sino más bien se admiraba, si se hacia con talento. Por otra parte hay muchas cualidades hermosas y delicadas en la edad homérica. Los miembros de una familia se aman y respetan entre sí. Se manifiesta gran respeto a los padres. Trata el marido a su esposa con más consideración que en la mayor parte de los demás países, y que en la misma Grecia en tiempos posteriores. Hay amistades profundas y fieles, y algunas veces verdadero afecto, aun entre el dueño y su esclavo.

7. PRIMEROS REINADOS.  CRETA, TROYA

Muy poco sabemos de los acontecimientos de aquellos tiempos primitivos. La historia propiamente dicha no llega tan atrás; y solo tenemos narraciones sobre ellos que nos dicen muy poco que sea verdadero. Uno de los grandes reyes de los cuentos es Minos, rey de Creta(mapa de Grecia y las costas egeas). Minos, según creían los griegos, fue un rey poderoso y justo que dominó en todos los mares e islas de Grecia, concluyó con los piratas y estableció la paz y la seguridad. Creían que después de su muerte fue hecho juez de las almas de los muertos, por haber gobernado con tanto energía y justicia. Lo cierto es que no hubo en realidad rey ninguno en aquellos remotos tiempos que tuviese un poder tan vasto como el que a Minos se le ha atribuido; pero acaso es verdad que en Creta empezó la vida marinera antes que en todo el resto de Grecia, y que los reyes cretenses algo hicieron para contener la piratería. En la costa del Asia Menor uno de los primeros reinos fue el de Troas, o tierra de Troya, en la punta meridional del Helesponto, el que está más al sur de los dos estrechos que unen el mar Negro con el Mediterráneo. Su castillo y su ciudad estaban unas pocas millas tierra adentro, en el sitio donde empiezan las montañas a levantarse. Los cuentos del sitio de Troya quizás no son más que hermosas relaciones; pero no hay duda de que en los tiempos más remotos existió allí una ciudad. No vayamos a creer que esas ciudades antiguas eran grandes como lo son las de hoy. Eran poco más que aldeas cercadas por murallas.

8. REYES EN EL PELOPONESO

Muchos cuentos hay acerca de las grandes familias que reinaron en Tebas y en elPeloponeso (mapa de Grecia meridional), y de sus guerras y desgracias. El mayor de todos los reyes en dichos cuentos es Agamenón, rey de Micenas, a quien Homero pinta como jefe de todos los griegos en el sitio de Troya. Ahora ya podemos tener la completa seguridad de que en aquellos tiempos primitivos nunca obraron los griegos unidos de la manera que Homero describe; sin embargo, sea cualquiera la verdad que haya sobre Agamenón, hubo ciertamente reyes poderosos en Micenas y otros lugares de la Argólida, pues las murallas de sus castillos han llegado hasta nuestros días. No están dichas murallas fabricadas del mismo modo que fabricaron las suyas los griegos posteriores, sino que se componen de enormes trozos de piedra, tan extraordinarios que los griegos creyeron que los constructores debieron ser gigantes, y llamaron a aquellas construcciones ciclópeas, esto es, obra de cíclopes, o gigantes. En Tiris, de la Argólida, hay murallas ciclópeas de veinte y cinco pies de espesor, con un pasadizo dentro de ellas; y en Micenas hay otras más cuidadosamente construidas, con dos grandes leones esculpidos en la piedra sobre la puerta. No lejos de éstas hay un gran edificio subterráneo, cuyo interior estuvo en un tiempo revestido de planchas de bronce. Fue este edificio la tesorería y el sepulcro de los reyes.

9. LOS DORIOS ENTRAN EN EL PELOPONESO. COLONIAS EN ASIA

Aunque los reyes de la Argólida edificaron castillos tan fuertes, fueron sus reinos derribados. Los dorios, tribu osada y guerrera, salieron de su patria en la Grecia del Norte y se dirigieron hacia el Sur, en busca de un país fértil. Entraron en el Peloponeso, y allí demostraron ser más fuertes que los Aqueos y Jonios, tribus que habitaban el país. Muchos de estos últimos no quisieron someterse al gobierno de los dorios; se unieron a otros jonios que vivían en Ática, el país donde estaba Atenas (mapa de Grecia meridional), y se dirigieron al Asia Menor, donde se establecieron en la parte central de la costa, y en las islas en frente de ella, y fundaron a Mileto y Éfeso, y otras ciudades llamadas las colonias jónicas. Pretendía Atenas ser la ciudad madre de las colonias jónicas, aunque muchas de éstas no salieron de la Ática. También salieron del Peloponeso muchos aqueos, y se hicieron casas en la isla de Lesbos, y en la parte Norte de la costa occidental del Asia Menor. Las ciudades de esta región no se llamaron, sin embargo, colonias aqueas, sino colonias cólicas. Asimismo muchos de los dorios, cuando oyeron hablar de hermosos climas y fértiles terrenos al otro lado del mar, se embarcaron y establecieron en Creta, y en la parte sur de la costa occidental del Asia Menor. Las ciudades que fundaron se llamaron colonias dorias, y Rodas fue la más famosa de ellas. Así, pues, la llegada de los dorios al Peloponeso puso fin al poder de los reyes aqueos que Homero describe, y produjo la fundación de grandes ciudades en el Asia Menor; pero no hay que suponer que ni la conquista ni la emigración ocurrieron de una vez; quizás una y otra se extendieron durante centenares de años.

10. LOS DORIOS EN EL PELOPONESO

No eran los dorios bastante numerosos para esparcirse por todo el Peloponeso. En la costa del Norte, en las orillas del golfo de Corinto, dejaron en paz a los aqueos. Se llamó por esta razón Acaya aquella región, que contenía doce ciudades. Tampoco conquistaron losdorios el país montañoso de la Arcadia, que está en el centro del Peloponeso. Arcadia siguió como estaba, y pasó por menos cambios que cualquier otra región de Grecia, tanto que decir de la Arcadia, llegó a significar rústico o a la antigua. En la costa occidental, la Élida fue tomada por los Etolios, otra tribu septentrional de Grecia. Del resto del Peloponeso se hicieron dueños los dorios; y desde su invasión empieza la historia real y dan fin los antiguos cuentos poéticos.

11. EJÉRCITOS Y ASAMBLEAS

Por ser muy pequeños los Estados griegos, no había en ellos una clase distinta de ciudadanos que combatieran, como en nuestros ejércitos; pero todo ciudadano de cierta edad tenía que servir de soldado cuando había guerra. Otra consecuencia de la pequeñez de los Estados era que en cada uno de ellos todos los ciudadanos a quienes se permitía tener participación en el gobierno podían reunirse en un lugar. En uno de los grandes Estados modernos, es imposible que en un sitio dado se reúnan todos los ciudadanos, y por eso se forman circunscripciones o distritos que eligen sus representantes en las cámaras. Se llama esto un gobierno representativo, y hace posible que un país grande sea libre y esté bien gobernado. Lo contrario del gobierno representativo es aquel en que todos los ciudadanos se reúnen efectivamente, como en los Estados griegos; pero esto sólo es posible donde el Estado es muy pequeño.

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