martes, 3 de septiembre de 2013

El Problema De La Naturaleza En Platón y AristótelesRegist

El Problema de la Naturaleza en Platón y Aristóteles
El propósito de esta unidad es continuar el estudio de la physis en el pensamiento griego, pero ahora en el periodo clásico (siglo V y IV a.C), cuando la filosofía estaba presentada por Sócrates, Platón y Aristóteles.
Teoría Platónica
La Filosofía de Platón
Su obra filosófica se considera un sistema, debido a que el mismo tema se expuso en varios lugares y, con frecuencia, con variantes muy significativos. Se afirma que el pensamiento de Platón tiene un dinamismo preocupado solo por avanzar, sin importarle la sistematicidad ni la coherencia.
En la filosofía platónica tenemos tres principales postulados básicos, los cuales son;
“Desconfianza de los sentidos” porque estos solo nos ponen en contacto con lo que es momentáneo, ya que constantemente deja de ser.
“Confianza en la razón” puesto que ella si nos permite acercarnos a objetos inmutables.
“Necesidad de un mundo ideal” Ya que en el estaría todo lo que da sentido a esta parte sensible de la realidad.
El ser y el movimiento de los seres.
Platón, en le dialogo Cratilo o de los nombres, después del análisis de la relación entro los nombres y las cosas, advirtió que no siempre hay correspondencia estos dos elementos y, entonces, se preguntó: si no es por medio de los nombres
¿Cuál será el método apropiado para llegar a conocer las cosas?
Para conocer el ser de la cosas hay que ir a ellas y estudiarlas.
Platón apoyándose en lo segundo, infirió en lo siguiente : o no conocemos al ser de las cosas, o bien, si tenemos algún conocimiento de ese ser, necesitamos suponerlo inmutable y permanente. En otras palabras, para que haya ciencia es necesario reconocer la existencia de seres inmutables y permanentes.
Platón decidió reconocer dos tipos de seres; los cambiantes, denunciados por los sentidos; los inmutables, descubiertos por la razón. El ser de estos últimos es el ser autentico; el ser de los cambiantes, por el contrario, es un ser relativo

I.2. PLATÓN Y ARISTÓTELES


Aristóteles fue el primero en señalar que el estudio de las causas de los fenómenos se había iniciado con Tales de Mileto, de quien se sabe que estaba vivo en el año 585 a.C. El fenómeno general que Tales y otros filósofos presocráticos intentaban explicar era la existencia del cambio continuo en las apariencias frente a la preservación de la naturaleza; para ello propusieron que el mundo está formado por un sustrato invariante que adopta diferentes formas. Tales dijo que ese sustrato era el agua, Anaxímenes que era el aire, Anaximandro que era el apeiron o éter. En cambio, Platón inventó su teoría de las ideas, entes universales, perfectas y con existencia verdadera (objetiva), de las que los hechos y objetos reales y materiales no son sino ejemplos imperfectos. Además, Platón señaló que cuando adquirimos nuevos conocimientos, lo que realmente hacemos es aumentar nuestra comprensión de esas ideas: no se trata de conocimientos incorporados por medio de nuestros órganos de los sentidos (o sea, conocimientos de las apariencias), que Platón consideraba como engañosos e ilusorios, sino de acercarse más al mundo de las ideas por medio del intelecto, donde quiera que ese mundo se encuentre. 


Platón (430?-347 a.C.)
Para alcanzar el conocimiento, Platón mostró varios procedimientos a lo largo de sus distintos diálogos. Por ejemplo, la fórmula para comprender la idea de la belleza se encuentra en el Simposio, y consiste en empezar contemplando un objeto que todos consideren bello (el objeto que escogió Platón como ejemplo de algo que todos en su sociedad consideraban bello es interesante: un esclavo jovencito y hermoso), después se reúne un grupo de tales jovencitos y se trata de identificar el patrón común de su belleza, de ahí se pasa a examinar la belleza propia del proceso mismo de aprendizaje, después la del aumento en el conocimiento, de ahí la de la generalidad de las leyes, y así sucesivamente, hasta al final alcanzar la idea misma de la belleza. En cambio, en otro diálogo, el Menon, Platón (por medio de su representante Sócrates) sugiere que el conocimiento de las ideas es realmente un reconocimiento, en vista de que ya las conocíamos en alguna encarnación anterior, o sea que se propone la existencia de ideas o conocimientos a priori. Naturalmente, me refiero a la famosa conversación entre Sócrates y el esclavo, en que el filósofo (después de muchos trabajos) logra finalmente sacarle a su interlocutor un teorema matemático que nunca antes había aprendido o escuchado, generando al mismo tiempo la palabra educación, que viene del latín educare,que literalmente significa "sacar, extirpar".
Sin embargo, es en la República donde Platón (siempre disfrazado de Sócrates) presenta su concepto más desarrollado sobre la forma de ganar acceso al mundo de las ideas, y por lo tanto al conocimiento. Aquí su interlocutor es Glaucón, un hermano mayor de Platón y estudiante de filosofía, con el que Sócrates ensaya sus tres modelos clásicos, el sol, la línea y la cueva. Un breve resumen de los dos últimos nos servirá para examinar las diferencias entre el mundo sensible y el mundo inteligible, entre las meras opiniones y el conocimiento científico y filosófico, y entre los cuatro estados mentales designados por Platón como ilusión (eikasia), creencia (pistis), razón (dianoia) y pensamiento puro(episteme). 


Las divisiones de la línea platónica
La línea vertical AE tiene una división mayor que la separa en dos mitades, AC y CE, cada una de ellas a su vez divididas en otras dos mitades: AC = AB + BC; CE = CD + DE. Pero la línea AE también separa dos compartimientos laterales, uno derecho (que es el lado ontológico) y otro izquierdo (que es el lado epistemológico). La división mayor de la líneaAE separa, en el compartimiento derecho, un campo inferior (AC) que corresponde a la mera opinión o doxa, y un campo superior (CE) que es el del conocimiento o episteme. El campo inferior AC está a su vez formado por dos componentes, uno inferior (AB), constituido por imágenes o réplicas de los objetos reales, en forma de sombras, modelos o imágenes, y otro superior (BC), que es el de los objetos mismos. El campo superior CEtambién está integrado por dos espacios, uno inferior (CD) que corresponde al mundo de los matemáticos y geómetras, y otro superior (DE) en donde se encuentran las ideas. Para Platón, el ámbito del filósofo es el espacio DE, pero para alcanzarlo primero deben recorrerse las distancias AB, BC y CD: este último espacio (CD) siempre contó con el interés especial de Platón, pero al mismo tiempo postuló que no se trataba de un mundo perfecto, en vista de que sus deducciones provenían de postulados o axiomas primarios, o sea no justificados sino simplemente aceptados como verdades iniciales o incontestables. No importaba que los geómetras hicieran modelos (casi) perfectos de sus teoremas, o que los matemáticos presentaran pruebas (casi) inexpugnables de sus demostraciones; todas ellas estaban manchadas por el pecado original de la falta de justificación racional de sus orígenes. Para pasar del espacio de los matemáticos y geómetras al mundo perfecto de las ideas (DE), Platón propuso un método, la dialéctica,que simplemente consiste en la discusión racional de la definición de un concepto entre individuos versados en el asunto, hasta que finalmente se llega a un consenso. Aunque esto puede decirse (y se ha dicho, sobre todo por Hegel) de varias maneras mucho más grandiosas y complicadas, en realidad eso es a lo que la dialéctica se reduce en última instancia.
El símil o modelo de la cueva es probablemente la alegoría más famosa en toda la historia de la filosofía occidental. Platón la introdujo para ampliar sus conceptos sobre las distintas formas o etapas del conocimiento, que ya había ilustrado con el esquema de la línea resumido arriba. Siempre por boca de Sócrates, dialogando con Glaucón, Platón describe su alegoría de la cueva como sigue: 
—Te invito a que ahora consideres la cultura o la ignorancia de nuestra condición humana más o menos de la manera siguiente. Imagina una cámara subterránea como una cueva con una entrada ampliamente abierta a la luz del día y tan ancha como la misma cueva. En esta cueva viven prisioneros desde niños unos hombres, con las piernas y el cuello atados de tal forma que sólo pueden mirar de frente y sin voltear a los lados. Detrás, a cierta distancia y por arriba de ellos, arde una fogata, y entre el fuego y los prisioneros hay un camino elevado al que atraviesa una tapia, construida como las mamparas que los titiriteros colocan entre ellos y el público y por encima de las cuales exhiben a sus muñecos.
—Ya veo.
—Imagínate ahora que unos hombres transportan toda clase de utensilios por detrás de la tapia, proyectando por encima de ella figuras de hombres y animales hechas de madera y piedra y de otros tipos de materiales; como podría esperarse, algunos de estos hombres estarán hablando y otros no.
—Una imagen extraña y un tipo extraño de prisioneros.
—Son como nosotros —le dije— porque ¿piensas que serían capaces de ver alguna otra cosa aparte de las sombras proyectadas por el fuego en la pared de la caverna que tienen enfrente?
—¿Cómo podrían hacerlo si se les ha impedido que muevan la cabeza durante toda su vida?
—¿Y podrían ver algo más de los objetos que están siendo transportados por el camino?
—Naturalmente que no.
—Por lo tanto, si fueran capaces de hablar entre sí, ¿no supondrían que las sombras que ven son las cosas reales?
—Inevitablemente.

El diálogo entre Sócrates y Glaucón continúa con la descripción de lo que ocurre cuando uno de estos desdichados prisioneros se libera de sus cadenas y logra voltear la cabeza, mirar directamente a los cargadores y a sus objetos, contemplar el fuego, y hasta salir de la cueva y ver directamente la luz del sol. Pero ya no lo seguiremos en su viaje de liberación, ni tampoco en su regreso a la profundidad de la cueva, porque Platón ya nos ha presentado el concepto relevante a nuestro interés en estas páginas. No cabe duda que la cueva corresponde al segmento AC de la línea, o sea al mundo visible en general, el de la mera opinión (doxa), que posee un nivel inferior del conocimiento, caracterizado por Platón no como ignorante sino como inculto; en este segmento el hombre confunde a la realidad con sus sombras; en cambio, el mundo exterior, al que finalmente llega el prisionero que logró evadirse de la cueva, es el equivalente al segmento CE de la línea, o sea el mundo del verdadero saber, del conocimiento pleno y absoluto, o sea el mundo de las ideas. En este último compartimiento se alcanza, según Platón, la visión inteligible de la idea del bien.
En realidad, Platón veía con cierto desprecio el estudio de la realidad, de los fenómenos de la naturaleza. Lo que el filósofo debía hacer era intentar llegar al mundo de las ideas, en donde todo es perfección absoluta. De acuerdo con Cornford, Sócrates logró cambiar el rumbo de la filosofía de sus predecesores y contemporáneos, que hasta su tiempo estuvo orientada al estudio y la comprensión de la naturaleza, por un interés primario en el individuo y en su alma. Como veremos a lo largo de estas páginas, el racionalismo y el subjetivismo son las dos caras de la misma moneda, acuñada originalmente para la cultura occidental por Platón. Aristóteles, que fue su discípulo desde los 17 años de edad, inició sus trabajos bajo la influencia de la teoría de las ideas pero posteriormente se apartó de ella; incluso se ha dicho que buena parte de sus escritos tienen como objetivo combatir esa teoría, aunque Dühring insiste en que Aristóteles nunca se libró de la influencia de Platón. Aristóteles contribuyó de manera enorme a la teoría del conocimiento, no sólo por sus escritos sino por su influencia en los pensadores medievales, para quienes su opinión sirvió casi siempre de punto de partida y no pocas veces de árbitro de la verdad. Para nuestro objetivo, conviene resumir las principales ideas aristotélicas sobre el método científico en las siguientes cuatro: 1) teoría del silogismo; 2) teoría de las definiciones; 3) el método inductivo-deductivo; 4) teoría de la causalidad.
1)Teoría del silogismo. De acuerdo con Aristóteles, los mismos principios generales de razonamiento rigen en todas las ciencias, entre las que incluía la política, la ética y la estética. Estos principios, que aparecen por primera vez en la Primera analítica, fueron inventados por Aristóteles y se refieren a las distintas formas que pueden tomar las proposiciones y las cuáles son válidas o inválidas. Como todos sabemos, los silogismos consisten de dos premisas y una conclusión, unidas en forma de inferencia o de implicación; así, el más famoso de todos los silogismos se puede expresar de las siguientes dos maneras: 
Inferencia
Implicación
Todos los hombres son mortales.
Si todos los hombres son mortales.
Sócrates es un hombre.
y Sócrates es un hombre,
Por lo tanto, Sócrates es mortal.
entonces Sócrates es mortal.



Éste no es el sitio para repasar la compleja estructura de los diferentes silogismos, sino para señalar que se trata de instrumentos poderosos para examinar el razonamiento científico; no nos dicen nada, ni están diseñados para hacerlo, sobre el contenido de verdad de las premisas, sino que se trata de simples reglas de lógica para usarse una vez que las premisas se han alcanzado. Para esto último Aristóteles propuso su teoría de las definiciones o de la esencia. 

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