martes, 3 de septiembre de 2013

PRINCIPIOS DE LOS GRIEGOS

La mayor parte de lo que sabemos de la historia de Europa anterior al nacimiento de Jesucristo, es la historia de los griegos y de los italianos. No fueron las únicas naciones de la antigua Europa; hubo otras grandes razas, como los galos y los antepasados de los ingleses, los germanos. ¿Por qué, pues, tanto nos habla la historia antigua de griegos e italianos y tan poco de los otros? Porque, mientras los griegos y los italianos aprendieron a vivir en ciudades e hicieron leyes y gobiernos razonables y se enriquecieron con el comercio, las demás naciones permanecieron salvajes e ignorantes. No nos interesaría su historia durante aquellos tiempos, aunque la conociéramos. No sabríamos más que de batallas y correrías; y al cabo de centenares de años las encontraríamos viviendo tan toscamente como en el principio; pero cuando todavía eran bárbaras las razas del Norte, habían empezado ya los griegos y los italianos a vivir de un modo más semejante a como viven las naciones modernas, y habían llevado a cabo grandes hechos, cuyos efectos aún duran.
Los griegos salvaron a Europa de que fuera conquistada por razas asiáticas, y esparcieron una vida más feliz y más interesante entre las naciones que eran sus vecinas. No quiere esto decir que los griegos fuesen perfectos, como no lo son las demás naciones, ni antiguas ni modernas. Tenían faltas con abundancia, y una gran parte de su historia la constituyen la discordia y las violencias; pero en medio de estos males nos encontraremos con ejemplos de la bondad más admirable; y al mismo tiempo que los vicios de los griegos eran comunes a las demás naciones antiguas, sus puntos buenos los elevaron en muchos conceptos sobre todo el resto de la humanidad. No ha habido raza que haya hecho nunca bien tantas cosas diferentes, como los griegos. Fueron el primer pueblo que se ocupó en buscar la verdad y la razón en todo. Hombres atareados de nuestra época encuentran un placer en lo que queda de los poetas e historiadores griegos; y saben los artistas que nunca podrán hacer nada superior en hermosura a lo que aún resta de la escultura griega. Siempre tendrá interés para los hombres la Grecia antigua, no solamente porque los griegos fueron tan inteligentes y tan ilustrados, sino porque de ellos hemos heredado tantas cosas de las que más apreciamos hoy mismo, como son el deseo de saber, la facultad de hablar con elocuencia y las artes de la música y la pintura.

2. RELACIÓN DE LOS GRIEGOS CON OTRAS RAZAS

No fueron, sin embargo, los griegos, como los árabes y los chinos, de una raza enteramente distinta de la de nuestros antepasados, que han constituido las naciones modernas y que eran entonces tan bárbaros. En tiempos muy remotos, mucho antes de que se escribieran los libros más antiguos, vivía un pueblo entre el mar Caspio y las montañas occidentales de la India, del cual descienden no sólo los griegos y los italianos, sino la mayor parte de las otras naciones europeas, y también los hindús. Las palabras usadas por todas estas naciones para ciertas cosas, son muy parecidas entre sí, y esto demuestra que hubo un tiempo en que formaban una sola raza, que se servía del mismo idioma. Por ejemplo, la voz que equivale a padre en todos estos idiomas es la misma, con algunos cambios pequeños: en alemán vater, en inglés father, en griego πατηρ (pater), en latín pater, en el hindú antiguo,pita. Conforme trascurrió tiempo, y se iba agrandando dicho pueblo, salieron en diferentes direcciones algunas gentes y se hicieron naciones distintas. Fueron haciéndose cada vez más desemejantes, y tales cambios hicieron en el antiguo idioma que todas ellas hablaran antes, que cada nación llegó a tener su idioma especial, en vez de conservar uno para todas. Una parte de aquel pueblo fue a la India, otra parte al norte de Europa; otras ramas se repartieron por Italia, Grecia y el Asia Menor. Los italianos y los griegos eran una sola nación mucho después de haberse separado de ellos los germanos y los hindús; y por esta razón sus idiomas se parecen entre sí mucho más que cualquiera de los dos al alemán o al hindú.
Algunas de las razas del oeste del Asia Menor fueron, al parecer, en sus principios muy semejantes a los griegos; y en tiempos muy primitivos es probable que cruzaran algunas gentes del Asia Menor a Grecia, y que fundaran reinos en la costa griega. Posteriormente se establecieron legiones de griegos en la costa asiática; y por esta razón, aunque la Grecia europea se llama la Grecia propiamente dicha, la costa occidental del Asia Menor se llamaba igualmente Grecia (mapa del Imperio Persa y Grecia), pues griegos eran los que allí vivían y tuvieron que ver con todo cuanto aconteció en la historia de Grecia. Los griegos no se llamaban a sí mismos griegos, sino helenos (Ελληνες), y toda localidad en que habitaban helenos se llamaba Hélada (Ελλàς), ya estuviese en Europa, ya en Asia, ya en África. Ya veremos qué pueblo tan aventurero fueron los griegos, y cómo fundaron colonias en distantes puntos del Mediterráneo y en las costas del Mar Negro.

3. NO ERA GRECIA UN SOLO ESTADO, SINO MUCHOS

Una gran diferencia hay entre la antigua Grecia y cualquiera de las naciones modernas. Están éstas bajo un solo gobierno, llámese rey, rey con cámaras o presidente de república, y las leyes que hacen los cuerpos legisladores son obedecidas por toda la nación. Cada ciudad tiene la administración de sus asuntos propios, con mayor o menor latitud, tales como el alumbrado y el empedrado; pero ninguna es independiente de las leyes y del gobierno de todo el país. Hay un solo ejército y una sola marina para toda la nación, y ninguna parte de ella puede pensar en separarse del resto. Pero Grecia no era un país así: estaba dividida en pequeñas regiones, cada una de las cuales tenía su propio gobierno. Una ciudad pequeña cualquiera podía ser por sí misma un Estado completo, independiente de las inmediatas. Acaso poseía solamente unas pocas millas de tierra con unos cuantos cientos de habitantes, y no obstante tenía sus leyes propias, su gobierno propio y su ejército propio, aunque todo él no tuviera el número de cualquier regimiento del día. En un espacio menor que el de un condado de Inglaterra, por ejemplo, podía haber varias ciudades independientes, en guerra unas veces entre sí y en paz otras. Por esto cuando decimos que la costa occidental del Asia Menor era parte de Grecia, no queremos dar a entender que dicha costa y la Grecia europea estuviesen bajo una misma ley y un mismo gobierno, porque ambas estaban a su vez partidas en numerosos Estados pequeños, sino que queremos decir que el pueblo que habitaba la costa occidental del Asia Menor se parecía mucho al que vivía en Grecia; ambos hablaban el mismo idioma, y tenían casi las mismas costumbres; se llamaban recíprocamente helenos para diferenciarse de todas las demás naciones del mundo, a las cuales llamaban bárbaros(βάρβαροι), es decir, "gente no inteligible" porque no podían entender la lengua que ellos hablaban.

4. GRECIA SEPARADA POR CORDILLERAS

Grecia, desde el principio, no fue una sola nación como Inglaterra, sino que estuvo dividida en muchas pequeñas. Homero da una larga lista de reyes que asistieron con sus fuerzas al sitio de Troya; y en toda la historia griega iremos leyendo y sabiendo de un número de Estados muy pequeños. ¿Por qué? Porque Grecia estaba cortada por la naturaleza en pedazos pequeños cerrados por las montañas. Al sur de Inglaterra puede irse fácilmente de un lugar a otro; y cuando hay colinas no son bastante altas ni escabrosas para impedir que haya caminos sobre ellas; pero en Grecia hay tantas montañas realmente difíciles de cruzar, que los parajes fértiles que hay en ellas están aislados y separados entre sí; y en los tiempos primitivos, antes de que los hombres hubieran hecho mucho uso de los buques, apenas se veía a otra persona fuera de las que habitaban el mismo valle. Veremos qué diferencia produjo esto en Grecia, al compararla con Egipto o Babilonia. Egipto es el rico país llano de ambas orillas del Nilo. Puede navegarse por el Nilo, río arriba a favor del viento, y río abajo deslizándose con la corriente, de manera que siempre es fácil ir de una parte del Egipto a otra. Ésta es la razón por la que desde los tiempos más remotos Egipto ha sido un solo país, gobernado por un gran rey, como los Faraones de la Biblia. Otro tanto sucede en las ricas tierras inmediatas a Babilonia, que baña el Éufrates. Nada había que separara una parte de aquel país de otra; un solo rey mandaba en una gran región, y podía levantar un gran ejército.


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