martes, 3 de septiembre de 2013

origen e inicio de la filosofía en Grecia Part 3

·         de la Liga de Delos, y finalmente se le pidió que volviese a Atenas, donde fue derrotado por los espartanos, aliados, ahora, de los persas, en Notion. Alcibíades tuvo que huir de nuevo y se refugió en Tracia. Finalmente Atenas fue derrotada incluso en su propio campo: en la batalla marítima de Egospótamos, que puso fin a la guerra con la victoria de Esparta. La democracia fue sustituida por una nueva oligarquía (la llamada oligarquía de los Treinta). Aunque, más tarde, la democracia volvió a ser restaurada, Atenas ya nunca volvió a recuperar su pasada grandeza. Por su parte, Esparta, que fue la vencedora de la guerra, también sufrió las consecuencias de ésta. En general, tras la guerra del Peloponeso se inició el derrumbe del mundo griego.
·         19. 6. El derrumbe de la época clásica: la época helenística Comienza con la conquista de Grecia por Alejandro. Esta época se caracteriza por el derrumbe definitivo de las polis, y , por lo tanto, de la base de lo que constituía la organización social griega. Esto trae como consecuencia numerosos cambios de orden político, social, religioso, e, incluso, psicológico. Al mismo tiempo, la cultura griega se extiende por zonas a las que nunca había accedido, mezclándose con otras culturas y creando una forma especial de mestizaje cultural que es la base del helenismo. (Dado que el mundo griego, en cierto modo, se derrumba, y aparecen en escena nuevos factores -que también van a jugar un papel importante en las nuevas concepciones filosóficas-, no añadimos aquí nada más, dejando para el Cdro. Hco. 2, titulado El mundo Helenístico-Romano, un mayor desarrollo de este apartado).
·         20. III. LA CULTURA La religión griega. Elementos de la religiosidad griega: la “moira”, los dioses, los oráculos. Las prácticas religiosas. Poesía y tragedia. Las explicaciones mítico-poéticas. Los orígenes religiosos de la tragedia.
·         21. 1. La religión griega: a) Elementos de la religiosidad griega: la “moira”, los dioses, los oráculos. 1 La moira es más antigua que dioses y hombres, está por encima de unos y otros (aunque a veces aparece caracterizada como un dios). Es el fondo del mundo. La palabra moira es traducida, usualmente, al español por «destino». La palabra procede de meros, que significa «parte», «lote». La moira sería algo así como «lo que adjudica a cada uno su parte»; es decir, es en virtud de la moira que cada uno es lo que es, lo que le ha tocado ser -a unos ser dioses, a otros ser hombres, etc.-. Los dioses eran concebidos como seres con las mismas pasiones y deseos que los humanos. La diferencia principal entre los dioses y los hombres (que es, a su vez, la principal característica de los dioses) es que aquellos son inmortales (de hecho, con frecuencia, los griegos se refieren a ellos como «los inmortales»). A veces también intervienen en los asuntos humanos, tomando parte en ellos. Los dioses griegos surgieron de una mezcla de las divinidades que trajeron consigo los invasores de origen indoeuropeo (los aqueos), con los dioses premicénicos (procedentes fundamentalmente de la cultura cretense -minoica- y quizás anteriores incluso a la cultura minoica). Los primeros eran, en su mayoría, dioses celestes y masculinos, donde la preeminencia la tenía algún Dios-Padre. Los segundos eran, generalmente, dioses terrestres y femeninos, donde la preeminencia la tenía alguna Diosa-Madre.
·         22. 1. La religión griega: a) Elementos de la religiosidad griega: la “moira”, los dioses, los oráculos. 2 Según la mitología griega hubo varias generaciones de dioses en las que acabaron prevaleciendo Zeus (convertido en el padre de los dioses), y otra serie de dioses, tales como: Hera (esposa de Zeus), Palas Atenea (hija de Zeus, nacida de la cabeza de éste), Ares (dios de la guerra, hijo de Zeus y Hera), Afrodita (diosa del amor), Artemis, Hermes, etc., que situaron su morada en el monte Olimpo (de ahí que se les conozca como dioses olímpicos). Algunos dioses, que no tenían una función relevante en el mundo del Olimpo, llegaron, sin embargo, a jugar un papel destacado en la religiosidad griega. Así sucedió con Apolo (símbolo de la belleza masculina, dios de las artes, y máximo portador de los oráculos divinos), y con Dionisos (quien, a pesar de ser un dios masculino, aparece, paradójicamente, vinculado a ritos de fertilidad, y en relación con diosas de la fertilidad -según una versión mítica es educado por Cibeles , antigua Diosa-Madre de procedencia oriental-; esa puede ser la explicación de por qué también es un dios muy recurrido en los cultos mistéricos, cultos asociados, con frecuencia, a la identificación con la naturaleza -la muerte y el renacer-; también es el dios de la embriaguez, la sexualidad y , en general, de todo lo pasional y exultante; y en su séquito aparece acompañado por las mé nades, los sátiros y el dios Pan ).
·         23. 1. La religión griega: a) Elementos de la religiosidad griega: la “moira”, los dioses, los oráculos. 3 Los oráculos tenían una finalidad adivinatoria o profética. El adivino y el profeta son intérpretes de los dioses. Los dioses son, a su vez, intermediarios entre los hombres y la moira pero, como todo, regidos por ésta. Los oráculos eran tremendamente importantes en la vida pública griega; determinado tipo de actividades -guerras, viajes comerciales, colonizaciones, etc.- no se llevaban a cabo sin antes consultar con el oráculo. Normalmente, el oráculo era el medio a través del cual hablaba el dios. Los más numerosos eran los presididos por Apolo, de entre los cuales el más importante era el de Delfos -a donde acudían de todo el mundo helénico-. (Su funcionamiento era el siguiente: una profetisa, la Pitia -el nombre procede de Pythó , que era como se conocía antiguamente a Delfos-, después de seguir un ritual que incluía la ingestión de una bebida, entraba en trance; en pleno delirio pronunciaba palabras incoherentes atribuidas a Apolo, y los sacerdotes las interpretaban). También eran numerosos los oráculos presididos por Zeus, y las sibilas (profetisas inspiradas por Dionisos) que profetizaban de un modo más libre, a veces sin necesidad de un lugar especial donde hacerlo.
·         24. 1. La religión griega: b) Las prácticas religiosas 1 Las más usuales, ligadas a la vida pública y familiar, son: La plegaria: su objetivo era solicitar el favor de los dioses; a cambio, se les ofrecía leche, vino, o cualquier otro tipo de frutos de la tierra. El sacrificio: tenía la misma finalidad de solicitar el favor de los dioses. Normalmente se sacrificaban ovejas, cabras o bueyes, que eran degollados sobre el altar siguiendo determinados rituales ya establecidos para cada dios. Con el sacrificio se pretendía forzar al dios a obrar a nuestro favor, su objetivo era, por lo tanto, operativo, actuar sobre la naturaleza. La purificación: tenía por objeto limpiar al individuo tras el contacto con cosas impuras (solía hacerse después de un nacimiento o de una muerte), o antes de entrar en contacto con algo sagrado. Para realizar la purificación se seguía un ritual llevado a cabo con agua. Los cultos mistéricos: aparte de estas prácticas usuales, existían en el mundo griego otro tipo de prácticas religiosas cuyo carácter no era público y en las que únicamente podían participar los iniciados. Estas prácticas religiosas son las que conocemos como misterios, y a los cultos que las llevan a cabo los conocemos como cultos mistéricos (que alcanzarán una enorme expansión durante la etapa helenística).
25. 1. La religión griega: b) Las prácticas religiosas 2 El más importante centro de un culto mistérico se hallaba en el santuario de Eleusis, cercano a Atenas, consagrado a la diosa Deméter. No sabemos qué tipo de prácticas se realizaban en él porque los participantes tenían prohibido revelarlas bajo pena de muerte. En todo caso, sabemos que el culto a Deméter comenzó siendo un culto agrario, y las ceremonias llevadas a cabo tenían algo que ver con el sentido de la muerte y el renacer. Los misterios de Eleusis siguieron celebrándose durante muchos siglos, incluso bajo el imperio romano (el emperador Juliano, que se había convertido al cristianismo, 

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